El estilo y el skateboarding

Para nadie es un secreto que el skateboarding fuera de tratarse de algo maravilloso que atraviesa la vida de los que lo ejecutan, también genera una influencia en la forma de vestir, de observar las calles, la vida y hasta las personas. Con esto no quiero generar un ambiente eugenésico, de secta o de que el skater sea alguien mejor a los demás, no. Lo que quiero dejar plasmado en este pequeño texto es la forma como ese pedazo de madera logra tacarnos el alma y generar en nosotros una influencia que nos marca de por vida, inclusive más de lo que podamos creer o visualizar. Hablaré de mi experiencia personal y fue el momento donde vi el Welcome to Hell de Toy Machine en 1996 y vi a Ed Templeton con sus Dickies marraneros; a Barley con sus tenis negros del todo y camibusos (algo que para la época era poco común); a Thomas con su cabeza rapada como un skinhead sin camiseta y lleno de tatuajes subiéndose un carro por el capó en ollie y con el conductor a bordo; y a Mike Maldonado con sus pantalones anchísimos y una canción de Misfits de fondo. Esto marcó un estilo en mi para el resto de mi vida, asunto que creo no es ajeno a otros skaters, quienes se han visto influenciados y marcados por los estilos de los patinadores que han visto en los videos. Obviamente no solo por sus formas de vestir, sino por lo más importante, sus estilos de patinar, de montar, de ejecutar y disfrutar del skateboarding, toda esa combinación ha generado unas influencias en los skaters que, creo, también han sido la inyección de “heroína” que ha generado en nosotros una adicción sin fin y egosintónica que no acabará sino el día que nos guarden en una caja de madera o nos incineren. El estilo, como decía Jay Adams, es lo más importante, no de una forma arrogante, sino que el estilo es la evidencia de lo que somos, lo que somos se manifiesta en nuestro skateboarding, es una radiografía que no podemos disimular o cambiar, un scanner de nuestra alma.

Michael Chávez Camacho