05/11/2021
Todo comienza con la urgencia de poder compartir y disfrutar del skateboarding con personas que nos llenan de energía positiva; casualmente el espacio-tiempo nos llevó a Pamplona y Cúcuta, ambos lugares desconocidos. Este tipo de oportunidades no fluyen todos los días, se siembran con el tiempo al igual que los amigos, con los que buscamos hacer el parche para patinar donde sea y viviendo la skatelife.
Incluso antes de que viajáramos, sentía que íbamos a gozar un montón, saber que iba en camino a producir skateboarding callejero con Barbas, uno de los panas con los que más me he motivado siempre para patinar en Colombia, me tenía moralizado. Gracias a él, tuve la oportunidad de compartir el viaje con Sara, una skategirl muy estiluda de las nuevas generaciones. Es la primera vez que hago un skate-tour con una nena: fue brutal poder compartir las ganas de patinar con ella, tan única y buena vibra con todo el mundo.
El skateboarding siempre te conecta con personajes que experimentan la misma pasión y estilo de vida, es una fortuna la que poseemos al ser tan bien recibidos en los spots de cualquier rincón del mundo. Allá en Norte de Santander, nuestros panas Rafa, Andrés y Santi, fueron los anfitriones locales, siento gratitud por su buena energía y disposición para permitirnos disfrutar el viaje en todo su espectro y enseñarnos los mejores spots para patinar.
Conocimos la calurosa Cúcuta y su DIY “Piso Rojo”, que de hecho manifiesta la moral de los skaters locales de construir una atmósfera que les permita apropiarse del espacio, porque no existe una escena lo suficientemente organizada y grande para gestionar un skatepark o apoyo por parte del gobierno local. Allí tuvimos la fortuna de ver patinar a Anthony, con 9 años y con la mentalidad de un Pro-Skater. Personalmente me pareció difícil la situación de su familia, pues tuvieron que emigrar desde Venezuela, lo cual me inspiró mucho respeto; a pesar de esta problemática la familia de Anthony le apoya en su sueño de lograr una carrera con el Skateboarding.
Cogimos la carretera hacia la montaña para llegar a Pamplona, logramos hacer una parada en unos termales para descansar el cuerpo y disfrutar también de la naturaleza después de haber patinado tres días sin parar en Cúcuta. Con un clima frío pero perfecto llegamos a conocer un paraíso de plaza para hacer líneas, jugar S.K.A.T.E y aprender trucos. Uno que otro día nos llovió y no pudimos aprovechar para patinar al máximo, pero sí la disfrutamos con toda gracias a la hospitalidad de los panas.
Después de haber filmado unos buenos trucos y líneas, aún así queda uno con la sensación de que faltó por truquear e inventar más en esa plaza tan grande y perfecta, seguramente volveremos a este spot, lo merece.
Qué estilo haber podido llegar a explorar spots inéditos, toda una semana de patineta y amigos, ¿qué más necesita uno?
Alejandro Giraldo