La música y el skate, tan relacionados que la una ameniza al otro y éste le da fuerza a la primera. Los videos de patineta y las bandas sonoras terminan siendo un matrimonio invaluable, algo que termina grabado en la mente del skater, casi para siempre, sobre todo en aquellas videopartes que nos han marcado y entonado, y que hasta el día de hoy antes de salir a rodar nos dan una fuerza y un poder inexplicables. Como casi siempre, en mi caso, la música llegó antes que el skateboarding, y de hecho un estilo de música poco común en los primeros videos que estaban siempre atravesados por el heavy metal, metal, punk y hip hop, pero esto para mí se convirtió en la oportunidad de conocer otros estilos de música que mi mentor musical, mi hermano mayor, nunca me hubiera mostrado o enseñado, música y estilos que nunca antes se me habían pasado por la cabeza y tampoco se me habían cruzado en el camino de no ser por mi acercamiento a la patineta, bandas como Beastie Boys, quienes me influenciaron con sus pintas y sus voces chilludas, es más, me influenciaron tanto que fueron las dos únicas veces donde me tusé en la vida. Bad Religión, que aparecían en los magazines de 411, Pennywise, Rancid, Iron Maiden, Danzig, Misfits, entre otros, fueron bandas que de no haber sido por la patineta no las hubiera conocido. El skateboarding abrió mi mente a otros estilos de música y a conocer personas diferentes a las que siempre había conocido, y desde ahí el asunto musical agarró más fuerza que antes y mucho mejor, solo que más nutrido. Uno de mis primeros conciertos, cuando apenas llevaba una semana montando patineta en 1996, fue en un bar del sur de la ciudad llamado Retro, allí en aquella tarde tocaron IRA y La Pestilencia. Nunca lo olvidaré porque allí estaban mis ídolos de la patineta locales con sus chaquetas de cuero y taches, y también por que unos descachados que obviamente ya se retiraron me bravearon en combo, pero bueno, volviendo a lo agradable, es que la música y el skateboarding son un matrimonio sin igual, una relación amorosa sin fin que no solo ha servido para entonarnos en nuestras patinadas, sino también para que skaters lograran conformar sus bandas musicales y dedicarse a la música de una manera profesional. Como siempre ¡gracias, gracias, gracias!, skateboarding por mostrarnos lo más lindo del planeta: la libertad y la libertad con arte, el arte de la calle con un estilo que solo esa combinación de skate y música puede lograr.
Michael Chávez Camacho