Para los skaters que empezamos a patinar a principios de los años noventa surgieron ciertos referentes o, de cierta forma, ídolos, especialmente aquellos que aparecían en los videos que observábamos gracias al formato VHS. Los videos eran regrabados y en algunas ocasiones comprados originales. También solíamos grabarlos cuando nos lo permitían los vendedores de los escasos skateshops que había en la ciudad, pero todo era pagando, todo tenía un costo. Para el caso de Medellín nuestro distribuidor principal de artículos y accesorios de skate era Skate House, un negocio propiedad de doña Elena y don Fernando Aguirre. Pero más allá de enfocarme sobre dicha tienda, esta introducción busca hablar sobre nuestros primeros acercamientos a los videos de skate y a los patinadores profesionales que los protagonizaban. Debido a Skate House pudimos apreciar varios videos y estilos, dependiendo de la marca o empresa de skateboarding que lanzara su respectiva producción promocional.
Hacia 1996, en pleno auge de la Terminal del Sur, uno de los lugares más importantes para el desarrollo del skate en Medellín debido a su buen piso, su complejo (funbox) y su half-pipe, hecho que implicó la apertura de una nueva sucursal de Skate House en el centro comercial que hace parte de dicha terminal de transportes, se hacían corrillos alrededor del local donde se ubicaba la tienda, una pequeña “burbuja” de escasos 12m2, donde una tarde de sábado, si mal no recuerdo, los vendedores estaban proyectando un nuevo video en VHS en la pantalla del televisor que tenía la tienda. Ese video les había acabado de llegar en su último pedido a Tum Yeto, la prestigiosa empresa californiana encargada de distribuir artículos, ropa y accesorios de skateboarding a nivel mundial. Este video era, ni más ni menos, el Welcome to Hell de Toy Machine, uno de las principales equipos y compañías del momento. Era un video fresco y versátil en su banda sonora, en los estilos de los patinadores y también en la gran variedad y agresividad de su propuesta audiovisual.
El video me dejó anonadado, aunque no solo a mí sino también a mis amigos y compañeros de patinada. En él aparecían varios skaters muy destacados de la época, gente que solíamos ver en Thrasher Magazine, uno de los pocos medios impresos, especializados en skateboarding, que podía conseguirse en Medellín. Así, vimos en movimiento a Mike Maldonado, Ed Templenton (dueño de Toy Machine), Donny Barley, el mismísimo Brian Anderson en su debut, Elissa Stimmer, Satva Leung, y el maestro y leyenda viviente, Jamie Thomas, quien cerraba el video con varios minutos épicos, energéticos, intensos, con una capacidad increíble de entonar e inspirar a cualquier skater. Lo que termina ejecutando Jamie en dicho video, vuelos gigantes, trucos, barandas y transferencias con un estilo único, y de fondo con una canción de Iron Maiden que encajaba perfectamente con su parte y su estilo, es simplemente inolvidable. La canción fue escogida por él mismo dado que tomó parte en la grabación y edición del Welcome to Hell. Fue ahí donde muchos conocimos a Jamie Thomas, un skater inspirador, guerrero, auténtico en su propuesta visual y forma de ejecutar trucos en la patineta, o “paradas”, como decíamos en aquel entonces en nuestra ciudad. Jamie Thomas se convirtió en la inspiración de muchos skaters para dicha época, mientras su carrera como skater profesional iba en vertiginoso ascenso.
Jamie Thomas en Toy Machine se hizo profesional, y según entiendo, luego fundó una marca de ropa llamada Zero, empresa que igualmente se promocionaba en este video, pero luego, bajo el apadrinamiento de Tod Swank, el fundador de Tum Yeto, Zero se convertiría en una marca propiamente de skaterbording, con su respectivo equipo de patinadores encabezado obviamente por el mismísimo Jamie Thomas, quien ya para la época era célebre por su emblemática, única y enérgica video-parte del Welcome to Hell. Me atrevo a decir que, al menos entre los skaters de nuestra generación, no hay un solo skater al que no le guste esa parte del video. Ya como fundador y dueño de Zero, y como patinador de la marca de zapatos Emerica, donde obtuvo su primer Pro Model —unos tenis con refuerzo en la zona de flip—, Jamie ya se había convertido en toda una estrella. Donde apareciera mostraba sus vuelos gigantescos con un estilo único, un ollie clavado y 360 flip impresionante, siempre destacando el estilo y la creatividad en sus líneas. Para mí es un ídolo al que siempre me referiré de manera positiva.
Resulta que un grupo cristiano de Medellín, Colombia, invitó a Jamie en 2019 para el día del skate. Cuando me informaron sobre eso no lo creí, no tenía por qué creerlo: ver a mi ídolo de patineta en la ciudad donde vivo, era algo mas allá de un sueño hecho realidad. Para el momento que confirmé la noticia, recuerdo que solo pensé, ojalá sí sea verdad y todo salga bien para que sí pueda estar en Medellín el Día Internacional del Skateboarding, también conocido mundialmente como el Go Skate Day (21 de junio). También pensé en que yo me pudiera acercar a Jamie, tomarme una foto con él y decirle que me autografíe algunas cosas de las mil que he coleccionado de su historia como skater.
Pues se llegó el fin de semana programado para el día del skate. En las redes sociales se aseguraba que Jamie ya había aterrizado en el aeropuerto José María Córdoba (MDE), algo que me daba esperanza y alegría de poder conocer a mi ídolo en persona, al protagonista de Welcome to Hell, al skater del año en 1996 según Thrasher Magazine, título que el propio Thomas no quiso aceptar expresando que Eric Koston o Tom Penny eran más merecedores de dicho galardón, reconociendo humildemente que él jamás había ganado una competencia, lo que ellos sí. Eso dijo el dueño y fundador de Zero, el skater que se tiró el gran vuelo “leap of faith”. Recuerdo que pensaba para mis adentros, ojalá sí pueda conocerlo y los tumultos de gente pidiéndole autógrafos no impidan que me acerque a esta leyenda viviente.
El día anterior al Día del Skate fui a patinar al skatepark de Envigado, Viga Skatepark, y mientras me bajaba de mi carro y sacaba mi patineta del baúl, volteo la mirada a la izquierda y veo en una camioneta grande a mi ídolo. La puerta de la camioneta estaba abierta, y ahí estaba él, solo, sentado, a unos pasos de donde yo había parqueado. Mi obsesión ya me había llevado a meter en el carro todas las revistas con portada de Jamie Thomas y el DVD del Welcome to Hell, mi video favorito. Recuerdo que dejé la puerta de mi carro abierta y mi patineta en el piso. Cogí las cosas y salí corriendo para donde Jamie, para saludarlo y pedirle que me las autografiara. Llegué como un loco, lo saludé y mi exaltación lo asustó tanto a él, como a su hijo mayor que lo acompañaba en la camioneta. Le expresé mi admiración y le pregunté si podía firmarme el DVD y las revistas. En medio de su tranquilidad me preguntó “¿tienes un lapicero?, yo no tengo”, a lo que respondí, “sí, claro, ya lo saco de la maleta, es que estoy nervioso, vos sos mi héroe de patineta”. Y Jamie Thomas, mostrándose extrañado, me miró y me dijo: “No estés nervioso, Michael, todo está bien”. En ese preciso instante, cuando oí pronunciar eso de boca del personaje que más me ha inspirado en la patineta a lo largo de mi vida, sonreí, y como una fan enamorada solo le decía en repetidas ocasiones “gracias”. También le mostré el Welcome to Hell y le dije que era un video fabuloso, a lo que el afirmaba que sí, que era un gran video.
Mientras Jamie me firmaba las revistas y el DVD, los cuales firmó con mucho cuidado preguntándome si deseaba que pusiera una dedicatoria con mi nombre, y además me pidió que se lo deletreara. Sacó el librito del DVD para el autógrafo con dedicatoria y a las revistas las firmaba incluyendo la fecha en que había sido tomada la foto, explicándole a su hijo en el mismo momento en qué momentos y lugares de U.S.A. le habían sacado tales tomas, lo que me llenó de alegría. Mientras hacía eso me contó que tan solo hace 50 minutos se había caído en el Viga Skatepark y se había lesionado, que por eso no iba a patinar más en el día, que estaba descansando, a lo que yo en medio de mi emoción y furor latino solo respondí “¡shit, man!”. ¡Jajaja! Esa fue mi forma de expresarle lo malo que para mí y para todos significaba su lesión, mientras él, sorprendido, me decía, “no hay problema, todo está bien, yo estoy tranquilo, no pasa nada”. Y yo solo respondía, “ah, ok, ok”. Por último, le pedí que si nos podíamos tomar una foto. Él accedió y me dijo que ya se iba a descansar.
aEse fue uno de los mejores momentos de mi vida, donde tuve un encuentro cercano y muy personal con Jamie Thomas, skater profesional y leyenda viviente. Para el resto del fin de semana, ya en las competencias de lo que fue el primer festival de skate en Viga Skatepark, lo vi en repetidas ocasiones. Para el segundo día le llevé de regalo una bolsa de café colombiano, pensando que a estos skaters profesionales de todo el mundo siempre les pide cosas regaladas, pero casi nadie les obsequia, así que me dije, le voy a regalar café colombiano, dado que el hombre es cuidadoso con lo que consume debido a sus creencias y filosofía de vida. Así que tan pronto se bajó de la camioneta el segundo día, le dije: ¡Jamie, un regalo! Él, asustado, lo recibió y de inmediato me preguntó “¿qué es?”. Le respondí, “café colombiano, un regalo para vos”, y él inmediatamente cambió la actitud y me lo agradeció guardándolo de inmediato en la camioneta.
A lo largo del día empezaron a llegar mis amigos al evento en el skatepark y cada uno empezó a pedir autógrafos. A mí todavía me faltaba que me firmara un cuadro grande que tenía guardado en mi carro, y el día del encuentro alcancé a llevárselo. Yo pensaba que eso ya sería posible, porque consideré que ya había acosado lo suficiente a Jamie durante esos dos días, pero mi amigo Juanpi me insistió y me convenció diciéndome que esa oportunidad no se iba a repetir nunca más. Por lo tanto, me llené de valor, corrí a mi carro y saqué el cuadro gigante. Se lo llevé a Jamie Thomas y este sorprendido lo miró, pensó, y me preguntó si lo firmaba, a lo que respondí obviamente que sí, y tras seguir pensando lo firmó y escribió también “1998”, fecha de la foto. Me dijo que posara con el cuadro y sacó su iPhone. Me tomó varias fotos junto al cuadro. Yo esperé que alguna de estas fuera publicada en sus historias de Instagram, pero esto nunca se ocurrió, ¡jajaja! Sin embargo, no importa, conocí de cerca a una leyenda viviente de la patineta, mi ídolo e inspiración.
Para finalizar era algo impactante ver a Jamie Thomas caminando por un skatepark repleto de skaters en un festival especialmente celebrado por y para nosotros. Me impactó ver cómo la mayoría de las nuevas generaciones no lo conocían, pues este no patinó en público tal vez por su reciente lesión, pero solo verlo caminar y observar a los patinadores ya era inspirador, al igual que verlo sorprendido con el pop y ollies de Camilo Henao, una joven y rutilante figura del skate en Medellín, a quien le pidió la tabla para observarla después de ver ese gigantesco ollie que ejecutó en una competencia llevada a cabo finalizando el día. En fin, conocer a Jamie Thomas, fue una de las mejores experiencias de mi vida,
Michael Chávez Camacho