Saltar en la patineta, pasar por encima de un obstáculo, con cuatro ruedas, dos bases de metal y una tabla de maple canadiense, qué cosa tan maravillosa. Volar, desafiar la gravedad con un objeto que no va pegado a tus piernas, pero tras unos movimientos bien calculados y sincronizados lográs que ella se adhiera a vos. Es el milagro más hermoso que pueda ocurrir debajo de las piernas de un ser humano, solo lo entienden los que lo han vivido, sin embargo es un truco que cuando lo explicas inclusive a las personas que no montan patineta se logran maravillar también con semejante acoplamiento únicamente logrado por el skater y el skateboarding. Como siempre voy a hablar de mi experiencia particular con este truco básico y fundamental del skateboarding, y para esto tengo que nombrar a Julián Carvalho, la persona que me hizo enamorar del ollie: el primer Skater que conocí a principios de los años 90. Hacía ollie delante de mí, quieto, y me preguntaba que si le salía alto, y obviamente sí le salía alto. Julian, más conocido en el gremio skate como “Ballenato” o “2000”, saltaba muy alto, nunca fue de los mejores skaters, pero fue el primero que conocí y vi apasionado por el skateboarding. Fue él quien me dijo una frase que hasta el día de hoy recuerdo cada que hago un ollie: “Michael: no sabes la sensación tan chimba que es saltar por encima de algo, así sea sobre una hoja caída de un árbol, vos y tu patineta pasando por encima de un obstáculo”. Él me hizo querer sentir dicha sensación, y a partir de ahí, cuando me encaminé en el skateboarding, solo quería sentir eso y cuando por fin lo logré, casi al año de haber empezado a montar, me sentía como un Colt Seavers de Profesión Peligro en su camioneta saltando lagos, o un Duke de Hazzard saltando en montañas de arena, o inclusive el mismo Night Rider con Kitt saltando carros…En todo caso sentía ese poder del que me había hablado “Ballenato” años atrás, es lo que más me enamora del skateboarding hoy en día, así sea saltándome una señal de “prohibido parquear” pintada en el piso, me emociono saltando eso, contadores de agua, muros, tablas y hasta cartones de una forma que me hace amar ese momento único y sin igual que espero vivir hasta el último de mis días. Para finalizar tengo que nombrar dos skaters locales con los que hace poco hable del ollie, “el KB”, Mauricio Mejía, y “el Paisa” Jairo Sierra, que volvió a las canchas con más barriga, pero el mismo estilo brutal que siempre ha tenido desde los años 80, estos dos astros del ollie me nombraron el salto con la misma pasión que yo lo vi por primera vez y eso me dio más energía para inclusive llegar a mejorarlo algún día, me hicieron enamorar más aun del ollie, como si renovara con eso mis votos matrimoniales con el skateboarding. Cierro diciendo lo siguiente: amen en maldito ollie porque es hermoso, es divino, es lo más maravilloso del maldito planeta.
Michael Chávez Camacho